Una discoteca o reunión familiar donde están tomando y bebiendo no es
lugar para un cristiano, pues su espíritu no se sentirá bien, ni en paz.
En cierta oportunidad una joven cristiana
acompañó a su amiga inconversa al baile debido a la mucha insistencia de ésta.
La creyente le había dicho que la acompañaría pero que no bailaría y así lo
hizo. En medio de la fiesta un joven le invitó a bailar a la creyente, y ella
le dijo: - lo lamento pero no | puedo bailar.
El joven inconverso sorprendido le preguntó: - ¿Pero porqué? Ella le
dijo: - No puedo porque soy evangélica
Este jovenzuelo le
dijo: - ¿Y qué hace aquí? ¡Usted debería estaren su casa o en la Iglesia!
Aun los inconversos saben que el lugar de un creyente no es el baile,
sino en un lugar de adoración que es la Iglesia. Además nosotros podemos gozarnos
verdaderamente ante Dios y alegrarnos con Él. (Sal. 107:22; 149:1-6)
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