Para responder a esto primero debemos
preguntarnos: ¿Quiénes somos nosotros? ¿Somos el cuerpo o el espíritu? A esto
respondemos lógicamente que somos el espíritu
y no el cuerpo físico, pues la Biblia dice que cuando Dios creó
al hombre lo hizo del polvo de la tierra (cuerpo físico) y luego sopló en su
nariz aliento de vida (cuerpo espiritual) (Gn. 2:7).
En 2
Co. 5:6,10; el
Apóstol Pablo menciona que nosotros (el espíritu) estamos momentáneamente en el
cuerpo físico y eso nos hace ausentes del Señor, pero que llegará el tiempo que
saldremos del cuerpo y estaremos presente en el Tribunal de Cristo donde se nos
juzgará lo que hayamos hecho mientras "estábamos en el cuerpo"
sea bueno o malo.
En resumen, diremos que nosotros somos el espíritu y nuestro cuerpo es
nuestro ropa física hecha de carne, de modo que cuando uno muere nuestro cuerpo
(que es nuestra ropa) es enterrado en la tierra, mientras nosotros (que somos
el espíritu) vamos al lugar celestial. Nuestro cuerpo físico enterrado se
convierte en polvo combinándose con toda la tierra (Gn. 3:19).
De modo que cuando Ud. lleva flores a la
tumba ¿a quien le lleva? lógicamente que es solo a la a la tierra? .... ¡Pues
su familiar no esta allí! Por todo eso es innecesario llevar flores a la tumba.
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